Extraido del Proyecto PAR/86

 

Cenozoico

El Cenozoico en el Paraguay está marcado por amplia movimentcación vertical con sedimentación de fanglomerados y volcanismo en la región oriental y la conformación final de la Cuenca del Chaco, iniciado a fines del Cretácico, como una nueva unidad geotectónica en la región occidental. No obstante la reactivación Cenozoica de la separación continental con reflejos de carácter "rift" en las cuencas sedimentarias en el interior de la América del Sur. Creemos aquí que las fases tecto-orogénicas, asociadas a la configuración de los Andes, tuvieron una parte importante en el desarrollo de los eventos geológicos con éstas edades en el Paraguay.

Gómez Duarte (1986) menciona cuatro facies tecto-orogénicas como responsables de la formación de los Andes modernos:

a) Orogenia Laramideana (80 - 105 m.a.)

b) Oligoceno y Mioceno

c) Orogenia Andina o Quichua: Plioceno

d) Pleistoceno: con la configuración actual de la cordillera.

Teruggi (1970 in Gómez Duarte, 1986) manifiesta que al comenzar el ciclo tectónico andino (principios del Terciario), a lo largo de sus distintas fases, la región paraguaya mesopotámica (Argentina) sufrió una serie de repercusiones que reactivaron los movimientos verticales y al hacer descender la Cuenca Chaqueña, provocaron finalmente, en el Mioceno Superior, la ingresión del llamado mar Entrerriano, que inundó el Norte de la Provincia de Buenos Aires, parte oriental de Entre Ríos, porción oriental de Corrientes y parte del Chaco.

Gómez Duarte (1986) menciona que los sedimentos depositados en esta cuenca deben ser considerados teniendo en cuenta un ambiente confinado, dando depósitos lacustres, deltaicos y palustres y que este mar habría sido de poca profundidad. Al contrario de esto, debe ser considerado que este mar, según la explicación del párrafo anterior, tenia una ligación Sur, al paso que los afloramientos de la unidad de edad Terciaria (Formación Chaco) están situadas en el Norte del Paraguay Occidental. No obstante, existe poca información de perforaciones en el centro y Sur del Paraguay Occidental y el relleno sedimentario, del Terciario Superior y Cuaternario, en esta área, puede ocasionar dificultad para observarse esta unión.

La estratigrafía del Paraguay en el Cenozoico, presentada en este trabajo, es tentativa, especialmente para la región chaqueña. En relación a las edades y a la situación de las unidades en la columna estratigráfica, están relativamente bien definidas.

Aunque el inicio de la sedimentación de esta unidad es del Cretácico superior, esta formación es descrita en el capítulo referente al Cenozoico, teniendo en cuenta que el final de la deposición se sitúa probablemente en el Cenozoico inferior. La formación está constituida por sedimentos conglomeráticos en la base y arenosos hacia el techo.Posee fuerte coloración roja y afloran desde Asunción, hacia el SE, hasta Ybytymi, Caballero, en la depresión de Ypacaraí, una estructura asociada al Alto de Asunción. Fanglomerados de esta formación poseen un fuerte control estructural en su origen, constituyendo una auténtica tecto-facies.

Se presenta también al W del río Paraguay, en Benjamín Aceval y Villa Hayes (Gómez Duarte, 1985). La denominación Patiño es debido a Spinzi (1983), que llamó Conglomerado Patino a sedimentos estudiados en el levantamiente geológico del Cerro Patiño (Franco et.allí, 1980), Areguá y alrededores. El espesor mínimo de laformación está estimado en 150 metros y la unidad abarca un área de 1.777 km2.

Sus afloramientos más arenosos están alrededor de Asunción y a lo largo de la depresión de Ypacaraí, fueron por mucho tiempo confundidas con las areniscas dela Formación Misiones y así presentadas en varios mapas geológicos del Paraguay (H. Harrington, 1950 y 1956; Putzer, 1962; y Wiens, 1982). En este trabajo se presenta la proposición formal, para estos sedimentos, de una nueva unidad litoestratigráfica con la denominación de Grupo Patiño.

Las capas conglomeráticas poseen una secuencia granulométrica decreciente, de abajo hacia arriba, muy bien expuesta en las localidades de San Antonio, Ypané, Arroyo Ytororó, Cerro Peró (Paraguarí), Compañía Salado-í (al norte de Limpio) y Cerro Patiño, donde se encuentra la exposición más completa de la formación. Los cantos de los conglomerados, con tamaños de hasta 40 cm., muestran una "suite" completa de las rocas regionales, incluso cantos de areniscas silicificadas de la Formación Misiones, de las intrusivas, alcalinas y rocas del Silúrico. En dirección al techo de la unidad hay una disminución de las capas conglomeráticas, con aumento de espesor de las capas arenosas.

En la margen W del río Paraguay, cerca de las localidades de Villa Hayes y Benjamín Aceval, afloran sedimentos correlacionables a esta formación asociados a las intrusivas básicas de la Formación Ñemby. La exposiciones de estos sedimentos de la Formación Patiño, en la margen occidental del río Paraguay, no muestran los potentes conglomerados con estratificación gradativa presente en el área de Limpio y más al ESE en Cerro Peró. La constitución granulométrica de las areniscas, no obstante, es la misma, con una matriz más fina y granos bien gruesos dispersos en esta matriz.

La disposición tridimensional de los cuerpos conglomeráticos, es una indicación de que se tratan de fanglomerados que rellenaron el "graben" de Asunción o depresión de Ypacaraí. El área de mayor potencia deposicional es hacia el E.

La formación contiene en su fase conglomerática, cantos de las intrusivas alcalinas del Jurásico superior. Son, por tanto, más jóvenes que el Jurásico superior. Por otro lado son cortadas por las intrusivas basaníticas de la Formación Ñemby, de edad Oligocénica/Miocénica (Terciario), su límite de edad superior.

El Terciario, en la Cuenca del Paraná, está caracterizado por fuertes movimientos verticales cerca de sus bordes y compartimentación en su interior. En el borde E, estos movimientos están asociados a la evolución de las cuencas costeras del tipo Atlántico, pero en el Paraguay Oriental, estos movimientos verticales están también asociados a las fases tecto-orogénicas descritas en el ítem 7.1. Los movimientos verticales asociados a la fase tecto-orogénica del Oligoceno - Mioceno, con la reactivación de las antiguas líneas de fallas, en el área de Asunción, inician un verdadero proceso "rift" con la intrusión de las volcánicas de la Formación Ñemby. (Palmieri J.H. - Velázquez, J.C.,1982).

El hundimiento del Arco Asunción, en la región del Bajo San Pedro, debe estar relacionado con este proceso. La Formación Ñemby está constituida por intrusivas básicas que contienen grandes cristales de olivino. Estos lerzolites (Storner et.al., 1975) poseen edad de 46 m.a. (Olicoceno-Mioceno) y están expuestos bajo la forma de diques "stocks" y cuerpos mayores (Ñemby-Lambaré y Tacumbú), en el área de Asunción, y también, en la margen occidental del río Paraguay (Villa Hayes y Benjamín Aceval) . Abarca un área de 5 km2, en afloramientos.

Una manifestación volcánica de esta importancia, con material ligado al producto proveniente del manto, sugiere una anomalía crustal de gran magnitud para el área de Asunción. Se trata, en realidad, de un "rift" incipiente asociado al abatimiento de una megaestructura (Arco de Asunción).

Esta formación aflora en el norte del Paraguay Occidental, abarcando un área de 35.800 km2. La denominación "Sedimentos del Chaco" aparece con Eckel (1959), que atribuyó a esta unidad una edad Terciaria/Cuaternaria.

Los únicos accidentes geográficos que emergen de la gran planicie chaqueña son Cerro León, Serranía de San Alfredo y Cerro Cabrera, en el norte, y contados afloramientos junto al río Paraguay. El relieve, salvo suaves ondulaciones, está tipificado por la nivelación general (planicie), con pendiente regional muy suave hacia el E. Fuera de los accidentes topográficos mencionados anteriormente, se resalta la región de médanos al Oeste con relieve suave ondulado. (Lemos, 1983).

Gómez Duarte (1986) menciona que los sedimentos depositados en la Cuenca del Chaco en esta época, deben ser considerados teniendo en cuenta un ambiente confinado dando depósitos lacustres, deltaicos y palustres y que el mar o la expansión norte del mar entrerriano (Mioceno superior), habría sido de poca profundidad de las aguas. El ambiente restringido y la evaporación atribuyeron, en gran manera, a la ocurrencia de evaporitas.

Según el mismo autor, en la parte basal de esta unidad, se presentan arcillas y limos grises con concresiones y lentes de yeso. Arenas finas, limos y arcillas pardo rojizas suprayacen a la anterior en forma concordante y constituyen lo que podría considerarse como Chaco inferior. Una secuencia más arcillosa que la anterior, se desarrolla cubriéndola y, al parecer es el techo de las unidades del Terciario.

La observación del espesor de la unidad considerada como la edad Terciaria, en la cuenca del Chaco, muestra un significativo aumento en dirección sur. En los pozos de Toro 1, Mendoza y Madrejón, el Terciario está descrito con un espesor de 105, 386 y 137 metros, respectivamente. En la parte central del área, las perforaciones Santa Rosa, La Paz y López, acusan 906, 610 y 1.512 metros para los sedimentos del Terciario. Más al sur, los pozos Pirizal y Berta describen 2.869 y 3.249 metros para esta unidad.

En la actualidad, la sedimentación y erosión de ambientes fluviales y eólicos, representan la tranquilidad de la Cuenca (Gómez Duarte, 1986). Según Lemos (1983) los dos aspectos geomorfológicos importantes del área son:

a) la presencia simultánea de cauces estrechos y profundos (antiguos) que concentran agua en unos pocos meses del año;

b) valles incipientes (modernos) que conservan algo de humedad superficial hacia el período seco.

En la región de médanos y mantos hay una predominancia de suelos de granulometría arenosa. Los procesos eólicos han predominado en la formación de la topografía local, que es suavemente ondulada a ondulada en el sector medanoso. Entre las líneas de médanos se localizan mantos arenosos de relieve plano a ligeramente ondulado (Lemos, 1983).

Según el mismo autor, la fotointerpretación esquemática del área indica un pequeño sector noroccidental, en que habría materiales calcáreos aflorantes y/o a escasa profundidad, formando una cresta que termina en Cerro León. Al Nordeste, el área se caracteriza por presentar un modelado fluvial que no está orientado en sentido E-W, como ocurre en todo el Chaco, sino SW-NE. Este hecho, fue verificado en el presente trabajo como un prolongamiento de la dirección estructural del Alto de Boquerón (Figura 1). Lemos (1983) menciona aún, que otra característica importante de esta parte Noreste de la región, al Noreste de la Formación Chaco, es la presencia de médanos con algunos afloramientos de calcáreo. Existe también presencia de dunas estabilizadas.

Es una de las tres unidades estratigráficas del Cenozoico del Paraguay Occidental, abarcando un área de 93.250 km2. Existe escasa información geológica sobre el área, aunque sí, algunas observaciones sobre la geomorfología y suelos de la región, en el trabajo de Lemos (1983). Superficialmente se caracteriza por una red de drenaje actualmente iniciada y colmatadas con materiales de granulometría más gruesa (arena).

La consecuencia morfológica de la alta densidad de paleocauces colmatados, es un modelado superficial compuesto por una asociación de unidades de paisaje, entre los que predominan los interfluvios relictuales de la planicie antigua y los paleocauces.

Los suelos de los interfluvios son de textura media con horizontes sub superficiales, que poseen a veces texturas finas. Las sales están frecuentemente presentes en estos suelos que sustentan una vegetación xenofítica. En los paleocauces colmatados, la granulometría más gruesa del suelo o cubierta superficial, favorece los procesos de drenaje profundo.

En la zona central del Chaco, donde predominan paleocauces colmatados, vuelven a aparecer suelos de textura arenosa (regosoles eútricos), que debido a la alta macroporosidad y permeabilidad han facilitado la lixiviación profunda de las sales solubles, determinando la ausencia de salinidad en los perfiles, lo que hacen que los suelos sean cultivados en la región.

En la región Centro Oeste existe predominancia de suelos bien desarrollados, con un horizonte de acumulación de arcilla. Las sales solubles suelen presentar concentraciones considerables en esos suelos, sobre todo en el área que presenta diseño fluvial vinculado acrecientes del río Pilcomayo.

Están aquí agrupados los sedimentos acumulados, próximo al área del río Paraguay y sus afluentes, que se encuentran en una cota más baja de 70 metros, en la región Oriental del país.Cubre un área de 60.782 km2. Está constituida por una arenisca clara crema, de granulación media a gruesa con gravillas dispersas, intercaladas con lutitas. Las areniscas, en contacto con estas lutitas, presentan clastos de arcilla. Existen también capas de areniscas arcillosas hasta de 1,5 metros de espesor. El ambiente de sedimentación es fluvial.

En el arroyo Candú, en la propiedad del Señor Virgilio Larrea, se encuentran fósiles de vertebrados que fueron descritos por Presser y Crosa (1984). Estos fósiles encontrados en el lugar descrito, en la localidad de Ytororó, están contenidos en una sucesión sedimentaria descrita por los autores citados como:

- Sedimentos verde azulados, con buena selección, predominancia de arenas de granulación media, aparentemente macizos, asociados a láminas de arcilla;

- sedimentos mal seleccionados con predominancia de arena media a gruesa y subordinadamente láminas de arcilla. Presentan niveles con fósiles en el contacto con la secuencia anterior y;

- sedimientos moteados, con buena selección, con arenas de granulación media y subordinadamente arenas finas y arcilla. Aparentemente macizas.

Según los mismos autores, los fósiles encontrados son típicos de una fauna Pleistocénica y presentan tres especies de Glyptodontes, dos de Lestodontes y uno de Megatherion asociados a otros vertebrados no sistematizados claramente.

El nombre de “Formación San Antonio” es aquí propuesto formalmente, para la designación litoestratigráfica de estos sedimentos, a partir de una proposición dePalmieri y Velazquez (1982).

En los valles de la red de drenaje actual del Paraguay Oriental, desde el río Apa, al norte, hasta el río Paraná, al sur y este, y el río Paraguay, al oeste, se presenta una amplia deposición de sedimentos de edad Holocénica.

Existe en el Paraguay Occidental, asociado a la red de drenaje de los ríos Pilcomayo y Paraguay, abarcando un área de 100.547 km2. Está constituido por las planicies de inundación de los dos ríos.

La planicie de inundación del río Paraguay constituye una faja de orientación N-S, que está sometida a inundaciones de las crecientes estacionales del río Paraguay.

Desde el punto de vista geomórfico, es una planicie de inundación de áreas planas. La formación de su paisaje es originado por cambios morfológicos locales, debido que el curso del río es meandroso y con lagunas en meandros abandonados (Lemos, 1983).

Según el mismo Autor, la planicie de inundación del río Pilcomayo presenta una variabilidad edáfica fitofisiográfica relativamente grande. Ello se debe a la multiplicidad de hechos fluviomorfológicos vinculados al área de divagación del río Pilcomayo y a las acciones geomórficas sobre áreas afectadas por las crecientes. Las aguas de las crecientes del río Pilcomayo, los escurrimientos superficiales difusos y los cauces con concentración de crecientes, se combinan en acciones sucesivas de erosión y sedimentación. El río Pilcomayo trasporta considerable volumen de sedimentos provenientes de erosiones en territorio boliviano. Estos sedimentos son gradual y selectivamente depositados durante las crecientes. En crecientes posteriores estos sedimentos son parcialmente transportados, verificándose procesos locales de resedimentación. Vinculados a áreas relictuales no afectados por las crecientes, hay suelos calcáreos entre otros tipos. Con excepción de los regosoles, los suelos tienden a ser salinos.

El Paraguay está dividido estructuralmente en áreas de comportamiento tectónico con características propias. Las principales direcciones estructurales del Paraguay N-S, NW-SE, NW-SW y NW-SE/WNW-ESE (Figura 1). Teniendo en cuenta que el actual cuadro estructural del Paraguay es de edad Cretácico/Terciario, y que hubo variadas épocas de reactivación tectónica, cada una de esas direcciones estructurales poseen una determinada génesis y su conocimiento es imprescindible para la interpretación de la evolución estructural.

Las direcciones N-S se produjeron durante la evolución y consolidación de las fajas plegadas de edad Brasiliana (700 a450 m.a.), sobre el basamento más antiguo representado por los. complejos basales de edad Transamazónica, (2.000 ±200 m.a.). Al norte, en el Alto del Apa, estas rocas están representadas por el Grupo San Luís y al sur, por el Alto de Caapucú y por el Grupo Paso Pindó. Se correlacionan con la faja plegada Paraguay-Araguaia, en la extremidad sur del Cratón Amazónico (Alto del Apa), según Almeida (1976).

Las intrusivas y efusivas graníticas/riolíticas del Grupo San Ramón, en el Alto del Apa, de edad Cámbrica (450 m.a.; Wiens, 1986), son controladas por estas direcciones estructurales. En el Alto de Caapucú, al sur, existen datos para determinar su acción sobre las intrusivas y efusivas del Grupo Caapucú, probablemente de la misma edad y al parecer con el mismo comportamiento estructural (Meinhold, 2000).

En la sección geológica de la Fig. 2 (modificada por Wiens, 1986), el magmatismo granítico/riolítico del Grupo San Ramón, está ubicado en la parte central del anticlinalconstituido por rocas del Grupo San Luís, con dirección norte y buzamiento para el oeste y este.Actualmente, esta dirección norte-sur constituye el Arco de Asunción, el contacto de falla entre las unidades Silúricas y Carboníferas (falla de San José), Fig. 4, y controla el curso de los ríos Paraguay y Paraná; en este último, desde el Santo del Guaira hasta el paralelo 26° 30' S, al norte de Encarnación.La dirección NW-SE es de edad Ordovícica o Cámbrico Superior/Ordovícico, y se constituyó sobre el área recién cratonizada del Cámbrico, en el borde occidental de la Plataforma Sudamericana. Su origen está probablemente relacionada a la apertura de un gran "graben", de tipo aulacogénico, que empieza a romper el borde cratónico, desde la faja móvil oceánica proto-andina, del W, hacia el E. Esta dirección controla toda la sedimentación de edad Ordovícica/Silúrica en el Paraguay, representada por la Formación Cerro León, al norte del Chaco, y los grupos Caacupé e Itacurubí, al este del río Paraguay, en la región oriental.

Esta dirección estructural, como la anterior (norte-sur)fue reactivada en variados intervalos del tiempo geológico, constituyendo actualmente el Alto del Chaco Central (Fíg. 1), cuyo punto de afloramiento más expresivo es el de Cerro León, al norte del Chaco. Putzer (1962) describe esta zona como producto de un "horst", en cuya margen occidental se produjo un desplazamiento tectónico de cerca de 1.100 m., probablemente de fallas escalonadas. En la región oriental esto constituye el Alto de Asunción (Fig. 3 y 4 ), que correspode el denominado "graben" de Ypacaraí.

La depresión o "graben", de Ypacaraí, se menciona en todos los trabajos anteriores como la estructura geológica más importante del Paraguay, considerada entonces, como generalmente simple (Harrington, 1950 y 1956; Eckel, 1959; y Putzer, 1962). Este valle con gran expresión en el relieve, generalmente llano del país, resultante del relleno sedimentario Terciario/Cuaternario, se extiende aproximadamente en dirección N 30°W, abarcando 70 km. desde Paraguarí, al S, hasta Villa Hayes, en el N, y variando su ancho entre 6 y 10 km.

Harrington (1950 y 1956), cree que este valle fue causado por movimientos verticales originando un gran "graben", en el que el borde occidental de la depresión se hundió varios centenares de metros con respecto al borde oriental. Según el mismo autor, en el lado oriental de la depresión existe también evidencias claras de fuertes fracturamientos, que se observan en el flanco occidental del Cerro Jhú, a unos 2 km, de Paraguarí. Sin embargo, las brechas de fallas, descritas por él, pertenecen en varios lugares a afloramientos de conglomerados de la Formación Patiño o aún a depósitos de "taluds", en su alrededor, redondeados, con cerros aislados en el interior de la depresión, tal como el Cerro Peró, de Paraguarí. Putzer (1962), también describe la depresión del Lago de Ypacaraí como la zona fracturada más importante del Paraguay Oriental. Al contrario que Harrington, lo considera como una zona desmembrada por fallas escalonadas, siendo la falla mayor de una longitud aproximada a los 100 km, con un rechazo total, en dirección W, de cerca de 600 metros. Rocas ígneas del Jurásico (essexita, shonkinita y pórfidos) se han introducido a lo largo de las fallas (Soto-Ruguá, Cerro Vera, Cerro Jhú, etc.).

Degraff et. al. (1981), llevó a cabo un estudio geofísico consistente en gravimetría y magnetometría, a lo largo de una línea por la Ruta 2, que atravieza el Valle de Ypacaraí, desde San Lorenzo hasta Eusebio Ayala. Concluyen que la existencia de fallas normales de dirección N-S, en la zona ubicada al W del valle, cuyos lados occidentales habrán descendido 925 y 1.125 metros como máximo, con respecto a sus lados orientales, además del análisis de los datos geofísicos obtenidos, que el borde oriental del valle no está asociado genéticamente con una falla de rechazo vertical y de dirección noroeste. El valle de Ypacaraí habría evolucionado por erosión selectiva, a lo largo de una falla de cizallamiento de sentido dextrógiro, que correría actualmente a lo largo del valle.

Los mismos autores critican la idea de Harrington (1950 y 1956) y Putzer (1962) , que creen que las lutitas de la Formación Vargas Peña, aflorantes al oeste del Valle de Ypacaraí se han hundido con respecto a su continuación al este del valle y calculan en unos 600 m el desplazamiento vertical, a través de dicho valle. Los dos autores basan sus conclusiones en el hecho de que, tanto la litología, como la sucesión estratigráfica, además del contenido fosilífero de estas unidades en ambos bordes del valle son los mismos, lo que se considera estratigráficamente factible.

Se debe considerar también que los métodos geofísicos utilizados por Degraff et.al. (1981), traducen mejor el comportamiento tectónico de las rocas del basamento cristalino, de edad Precámbrico/Eopaleozoico, éste, con un modelo estructural de fallas cizallantes o de rumbo. Estos autores olvidaron los períodos de reactivación tectónica, de las mismas direcciones estructurales, a través del Fanerozoico según un modelo de movimentación vertical.

En el Paraguay, tanto en la Región Occidental y áreas adyacentes (Salfity, 1982), como en la Región Oriental (Fig. 4 y 5), no existen evidencias de acción de un modelo estructural compresivo en el Paleozoico después del Cámbrico. La gran movimentación vertical con reactivación de las antiguas direcciones estructurales, con rechazo de más de 1.000 m a través del Faneozoíco, ha producido componentes de fuerzas secundarias compresivas traducidos en el cuadro tectónico por pequeñas fallas inversas.

Este modelo estructural de "horsts" y "grabens" con diferentes inclinaciones de los bloques y como consecuencia de varios buzamientos diferenciados en las unidades estratigráficas, ha confundido a Harrington (1950 y 1956), que cree en la existencia de pliegues abiertos en el área de afloramiento de las rocas Silúricas y Permo-Carboníferas. Al igual, Putzer (1962), basado en buzamientos diferenciados entre el Permo-Carbonífero de la Formación Coronel Oviedo (Serie Tubarão), y el Pérmico de la "Serie Independencia" (Grupo Independencia), describe una discordancia entre estas dos unidades estratigráficas que, en realidad, tienen un contacto gradado. La dirección estructural NE-SW es la orientación de las grandes unidades tectónicas, en esta parte del Cratón Sudamericano, representado por los Altos de Boquerón y de Hayes (Fig. 1), en la Región Occidental, y por la falla de Jejuí/Aguaray Guazú (Fig. 10), en el norte de la Región Oriental. El Alto de Boquerón es una divisoria tectónica entre las cuencas de Carandayty y Pirity (Fig. 1). Su continuación al SW, está constituida por el Arco de Michicola, en Argentina, que controló el flanco septentrional de la subcuenca de Lomas de Olmedo, a través del lineamiento de Tomasito. Según Salfity (1982), este arco es un conspícuo elemento estructural con actividad comprobada desde fines del Devónico.

El Alto de Hayes (Gómez Duarte, 1986), considera que la divisoria entre las Cuencas de Pilar y Pirity es la continuación norte del Arco de Quirquincho, borde septentríonal del Arco Pampeano en Argentina, uno de los principales elementos geotectónicos con dirección NE-SW de esta parte de América del Sur.

Esta dirección estructural fue intensamente reactivada después de la sedimentación de edad Devónica, porque se la considera de edad Carbonífera inferior, según el principio considerado en este trabajo, de atribuir a la edad de los sistemas de fallas o fracturas a la época de su primera gran manifestación tectónica. En el Carbonífero inferior existe un levantamiento generalizado en el área comprendida entre la falla de Jejuí/Aguaray Guazú y el Alto de Boquerón (Fig. 1).

En la Región Occidental la sedimentación de edad Devónica fue preservada en las Cuencas de Curupayty y Carandayty. En la región oriental existe un levantamiento del Alto del Apa, al norte de la falla Jejuí/Aguaray Guazú, con erosión de las unidades sedimentarias de edad Silúrica y Devónica (Fig. 1). Constituye el límite norte del denominado Bajo de San Pedro (Fig. 4), una gran depresión en el centro del Paraguay Oriental, donde está ubicado el mayor espesor de la columna sedimentaria volcánica de la Cuenca del Paraná en este país. Actualmente esta dirección estructural controla casi todos los cursos y afluentes de la margen derecha del río Paraguay, en la parte norte del río Jejuí.

La dirección estructural NW-SE/WNW-ESE está determinada como de edad Jurásico-Cretácico, debido a su máximo período de acción en este intervalo. Constituye la estructuración tectónica más joven, pero no menos importante del Paraguay. Se caracteriza por el prolongamiento de zonas de fracturas continentales identificadas desde el borde del Atlántico, en América del Sur, FULFARO et al. (1982), hasta la región de la precordillera, hacia el oeste. Con este carácter tectónico de mega-fracturas, asociadas a la intensa movimentación vertical del tipo "rift", seguido por intrusiones de complejos alcalinos a lo largo de sus fracturas, desde el Jurásico hasta el Cretácico, se correlaciona la génesis de esta manifestación estructural, a la ruptura continental de Pangea que comienza en el Triásico/Jurásico.

En esta discusión debe ser aclarada que los sucesivos períodos de reactivación tectónica, generando las variadas direcciones estructurales descritas, reactivan también las zonas de fracturas más antiguas.

En este sentido, la reactivación del Mesozoico empieza en el Triásico, con el alzamiento del Alto del Apa y remoción, por erosión, de toda la sedimentación de edad Pérmica (Grupo Independencia), al norte de la Falla Jejuí/Aguaray Guazú.

En el norte, un gran alineamiento con esta orientación, próximo al contacto de las lavas de la Formación Alto Paraná, parece controlar el área de intrusiones de los complejos alcalinos de Cerro Corá, Cerro Sarambí y Cerro Guazú. En la Región Occidental este mismo alineamiento marca la intrusión alcalina de Fuerte Olimpo, en un cruce con una dirección estructural más antigua de dirección N-S. Este alineamiento sigue aún, hacia el norte, por el Alto de Lagerenza (Fig. 1), separando estructuralmente las cuencas de Curupayty y Carandayty. Este alineamiento es un trecho del alineamiento del río Piquerí descrito por Fúlfaro et al. (1982), en la Cuenca del Paraná, en Brasil.

En la parte central del Paraguay Oriental, otro alineamiento con la misma dirección constituye el Alto de Asunción (Fig. 1), un alto estructural de las rocas sedimentarias de edad Silúrica, que es el borde septentrional del Alto de Caapucú, área de afloramiento de las rocas cristalinas de edad Precámbrico/Eopaleozoico. También en el sur, como en el Alto del Apa, al norte, el cruce de esta dirección con las líneas de las orientaciones estructurales más antiguas, determinan la ubicación del intenso volcanismo de los complejos alcalinos de la Formación Sapucai (Acahay, Sapucai, Ybytyruzú, Arrua-í, Agua Pety Portón y Mbocayaty), Palmieri y Velázquez (1982). Esta dirección fracturada y fallada que sigue al occidente por el curso actual del río Pilcomayo, es la continuación del alineamiento del río Yguazú (Fúlfaro et. al., 1982).

Comparando la ubicación de los complejos alcalinos en el Paraguay Oriental, en sus áreas norte y sur, se puede decir que las manifestaciones ígneas representadas por los complejos alcalinos del Jurásico-Cretásico se presentaron en este período, a lo largo de grandes cruces de direcciones estructurales divergentes, en áreas de gran movimentación estructural caracterizadas por levantamientos y hundimientos de bloques ("horst y graben"). Estas áreas son actualmente representadas por los bordes de los Altos cristalinos del Apa y Caapucú (Fig. 1), donde con el surgimiento de la dirección estructural NW-SE/WNW-ESE) fueron reactivadas las zonas estructurales más antiguas (N-S/NW-SE y NE/SW).

En el extremo sur del Paraguay Oriental, las direcciones NW-SE/WNW-ESE controlan zonas bastantes fracturadas y falladas que se manifiestan por "ventanas" estructurales, donde aflora, areniscas de la Formación Misiones, en el interior del área del afloramientos de los basaltos de la Formación Alto Paraná (K inf.), al norte de Encarnación, y por las complejas relaciones estructurales de contactos entre unidades estratigráficas presentes en el curso medio del río Tebicuary. En esta área, la dirección NW-SE/WNW-ESE constituye la prolongación del alineamento Torres-Posadas, definido por Leinz (Fúlfaro et. al., 1982), también una mega-fractura cuya mayor expresión, actualmente, en la fisiografía, es la brusca curva que hace el río Paraná hacia el oeste, a partir de Encarnación, en un verdadero proceso de captura de este cauce por el río Paraguay, controlado por otra dirección estructural (N-S).

Estas diferentes direcciones estructurales reactivadas varias veces a través del tiempo geológico, que han producido un mozaico de orientaciones estructurales (Fig. 2), que dividen el Paraguay en distintas provincias tectónicas, que controlan no sólo las áreas de afloramiento de las unidades estratigráficas sino también caracterizan la evolución de sus diferentes cuencas sedimentarias en el Fanerozoico. Como resultado de este hecho, el Mapa Geológico del Paraguay se presenta como un Mapa geolóqico-estructural, de esta manera se expresa mejor la realidad de su geología.

Las áreas con rocas de edad Precámbrica en el Paraguay se sitúan en la Región Oriental y pertenecen geotectónicamente al Cratón del Guaporé o Cratón Amazónico según Almeida (1974 y 1976) en el norte, localmente denominado Alto del Apa. Al sur se localizan en el Alto de Caapucú o Cratón del Paraguay Oriental, según Almeida (1976) . Jones (1985) en su trabajo sobre la evolución geológica del Escudo del Guaporé, no hace distinción entre las dos áreas, lo que fácilmente se comprende cuando se las estudia detalladamente. Este autor cree que es preferible la denominación de Escudo en vez de Cratón, basado en la afirmación de Annreusser et.al. (1959), de que la existencia de un cratón implica su estabilidad desde el Arqueano, lo que no se consigue probar para esta área.

El alineamiento Transbrasiliano (Schobbernmaus et. al. 1975), (Fig. 6), que se cree como de origen profundo, fué propuesto por Jones (1982) como el límite original entre los Escudos de San Francisco y del Guaporé durante el Proterozoico inferior o lo mismo desde el Arqueano. Está constituido por una serie de alineamientos que atraviezan gran parte del Brasil y siguen hasta la Argentina cruzando el Paraguay.

La división del Precámbrico paraguayo en dos áreas separadas por el Bajo de San Pedro (Fig. 1), puede ser explicado por la presencia de mega-alineamientos NW-SE que atraviezan América del Sur como menciona Kutina et al. (1978). Entre ellos la Línea de Chiquitos (Fig. 6) descrito por Bloomfield y Litherland (1979), como una zona de inestabilidad de la corteza desde el Proterozoico hasta el presente, en la zona fracturada en el Paraguay representada por el Bajo de San Pedro. Esta dirección estructural es también coincidente con el alineamiento del río Yguazú de FULFARO et.al., (1982). Este cuadro estructural controla la evolución de los ciclos geológicos presentes en el Precámbrico del Paraguay.

En el norte del país, en discordancia con el Complejo Basal del Río Apa (ciclo tectónico Transamazónico - más antiguo que - 2.000 y 1.800 m.a), se instaló la faja móvil geosinclinal que produjo los metasedimentos y cuarcitas del Grupo San Luís, asociadas a las riolitas de la fase volcánica intermedia y granitos intrusivos, en el ciclo Brasiliano, con más de 500 m. a. (Este trabajo, 2005). En la misma área, sobre la secuencia de edad Uruacuana, tiene inicios en el Proterozoico superior (Vendiano), la entrada del mar Itapucumí con la deposición de conglomerados basales y arcosas seguida por calcáreos.

En la misma época, en el Alto de Caapucú, al sur, se desarrollaron los metasedimentos del Grupo Paso Pindó y la Suite Magmática Caapucú efusivas e intrusivas (Meinhold, 2000)

La disposición geográfica de estos sedimentos (Fig. 7), supone una sedimentación marina proveniente del W y correlaciones con Argentina y Bolivia. Baldis y Bordonaro, 1982)proponen que esta área, en el Cámbrico, se ubicaría en el Paleoecuador. Según mapa paleogeográfico presentado en este trabajo, todo el Cámbrico de América del Sur está distribuido al oeste del continente. El área correspondiente al Precámbrico del Sur, no fué invadido por el mar Itapucumí. En esta época hubo intenso volcanismo en la región, con las intrusivas y efusivas del Grupo Caapucú. La paleogeoqrafía del Paraguay, en ese tiempo (Fig. 7), estaría representada por un borde oceánico con intenso volcanismo al sur y distribución del área marina al oeste y al norte.

En el intervalo de tiempo entre eventos representados por los Grupos San Luís/Paso Pindó/Villa Florida, el Aruacuano y los Grupos Itapucumí /Caapucú del Brasiliano, las áreas Precámbricas del Paraguay se constituyeron en regiones positivas estables en proceso de erosión. Más al norte, en Brasil y Bolivia, se depositó el Grupo Cuiabá. Jobes (1985) propone que en esta época, dos cuencas marginales al Escudo de Guaporé se unieron en e1 área de Corumbá con el Alto del Apa, representado como un elemento positivo.

La regresión del mar Itapucumí es seguida por un proceso de levantamiento, fallamiento y erosión de la región. Probablemente en el Ordovícico, un gran área de dirección NW-SE, la misma orientación de la Línea de Chiquitos (Fig. 6), ya descrito como una zona inestable rompe y corta el Paraguay en un gran "graben" con características autorogénicas. En esta área se inicia en el Ordovícico superior de sedimentación continental del Grupo Caacupé, con los conglomerados fluviales de la Formación Paraguarí. El mar, en esta época, se encontraba hacia el NW y el flujo de detritos terrígenos era proveniente del E.

La secuencia deposicional, que comienza en el Ordovícico superior con el Grupo Caacupé, sigue hasta el Silúrico inferior (Llandoveriano) con el Grupo Itacurubí, caracterizando una ingresión marina que rellena la cuenca. La dirección de la cuenca Silúrica lo caracteriza como una unidad estructural autónoma (Fig. 8). La faja de afloramientos de las rocas Silúricas en el Paraguay, en ángulo bien marcado con la faja de sedimentos más jóvenes del gondwana, de la Cuenca del Paraná, indica muy claramente la orientación de la antigua cuenca.

El espesor preservado de la secuencia Silúrica, con poco menos de 1.000 m y el pequeño espesor del conglomerado basal de orígen fluvial (10 m), luego seguido por areniscas con características cada vez más marinas hasta su recubrimiento por los sedimentos más pelíticos con fósiles marinos del Llandoveriano, además del perfecto interdigitamiento entre las facies presentes, indican una ingresión marina relativamente rápida. La paleogeografía de América del Sur, en el Silúrico inferior, se indica en la Fig. 9 de Petri y Fúlfaro (1983).

Los límites de las antiguas cuencas Silúricas en el Paraguay pueden ser trazados a partir de la distribución de sus facies sedimentarias y por el cuadro tectónico del país. Al norte, en la región del Río Apa, la sedimentación de esta edad se encuentra preservada en su superficie, al sur de la falla Jejuí/Aguaray Guazú (Fig. 10). Tal como fue observado en las perforaciones Asunción No 1 y No 2. Sin embargo, el borde norte de la cuenca Silúrica, a pesar de encontrarse actualmente fallado, no debió alargarse mucho sobre el Alto del Apa. En el Estado de Matto Grosso do Sul, Brasil, sedimentos de edad Devónica están directamente sobre el Basamento Cristalino sin la presencia de sedimentación Silúrica.

En el Centro Sur, en la faja de afloramiento del Silúrico del Alto de Asunción, una extensa área del conglomerado basal de la Fm. Paraguarí sobre el Basamento Cristalino del Alto de Caapucú, parece indicar un antiguo borde deposicional. Al este, perforaciones profundas en la Cuenca del Paraná, en Brasil, nunca se constató la presencia de sedimentación de Edad Silúrica. Por tanto, se cree que la antigua Cuenca Silúrica en el Paraguay estuvo limitada por estos elementos estructurales, sin prolongarse mucho hacia el este (Fig. 4 y 10). Al W y NW el prolongamiento de la cuenca está bien marcado por el afloramiento de Cerro León (Chaco), y perforaciones profundas en el Paraguay Occidental.

Sedimentos de edad Devónica en el Paraguay Oriental, fueron descritos por Harrington (1950 y 1956) y, posteriormente, redefinidos por Wolfar (1961) y Putzer (1962), como pertenecientes al Silúrico inferior (Llandoveriano). Hasta hace poco tiempo se creyó que la sedimentación de edad Devónica en el Paraguay estaba restricta al Paraguay Occidental, donde aflora, al norte, una unidad con esta edad. Formación San Alfredo (Gómez Duarte, 1986), y es también constatado en subsuperficie, en las cuencas de Curupayty y Carandayty. Las perforaciones de los pozos Asunción No 1 y No 2 (PECTEN, Occidental-Trend), en el Centro-Norte del Paraguay Oriental, acusaron respectivamente 370 y 265 m. de espesor para los sedimentos de edad Devónica. Las columnas de sedimentos de edad Devónica observadas en estos dos pozos, están en contacto con sedimentos atribuidos al Silúrico. La presencia de sedimentos de esta edad, en parte del Paraguay Oriental, es previsible, como se indica en el mapa isopáquico de la unidad Devónica en la cuenca del Paraná, y también por la proyección que se pueda hacer en el mapa estructural del Basamento Pre-Devónico de la misma cuenca.

La descripción de los estratos del Devónico, realizado por PECTEN, las correlaciona con las Formaciones Furnas y Ponta Grossa (Grupo Paraná), de la misma edad de la Cuenca del Paraná. Así, el borde de la antigua Cuenca Devónica en el Paraguay 0riental, estaba en el área donde actualmente está preservada su columna sedimentaria, en el Bajo de San Pedro. La Formación Furnas está constituida por areniscas, areniscas conglomeráticas y siltitas, depositadas en ambiente fluvial y marino somero. La Formación Ponta Grossa está constituída por areniscas y pizarras micáceas, con fósiles marinos del Devónico. El Grupo es bien conocido en la Cuenca del Paraná y su continuidad en su subsuperficie se comprueba por medio de porforaciones.

Los límites de la antigua Cuenca Devónica en el Paraguay Oriental, están constituidas por grandes fallas. Al norte, en el Alto del Apa, el límite es la Falla de Jejuí/Aguaray Guazú. En esta región, la sedimentación de esta edad fue totalmente erosionada antes de la deposición de la unidad de edad Permo-Carbonífera (Formación Aquidabán), que se encuentra en discordancia sobre el basamento del Proterozoico (Fig. 11).

La faja de erosión sigue al norte, en Estado de Matto Grosso do Sul, en Brasil, hasta el río Aquidauana, donde vuelven a aflorar las capas del Devónico. Al sur, el límite probable se encuentra en la Falla de San José (Fig. 4), donde es posible que las capas Devónicas estén bajo los sedimentos de Formación Cnel. Oviedo (P-C). En el área de afloramiento de las rocas Silúricas en el Alto de Asunción y más al sur, en el Alto de Caapucú, las capas del Devónico fueron igualmente erosionadas.

La situación de las cuencas de Curupayty y Carandayty en el Devónico, con centros deposicionales al norte y oeste, las caracterizan como cuencas pericratónicas marginales. En las cuencas meridionales de Pirity y Pilar no se conocen estratos sedimentarios de esta edad hasta la fecha, existiendo sedimentación Devónica más al sur, en la cuenca de Lomas de Olmedo, en Argentina. Como el Devónico del Paraguay Oriental parece tener una clara asociación con Cuenca del Paraná, se cree que la paleogeografía del Devónico en el Paraguay estaba como se muestra en la Fig. 7.

Después de la sedimentación Devónica se presentó un levantamiento generalizado en todo el Paraguay y áreas vecinas, con la reactivación de las antiguas líneas de fallas, seguidas por erosión, en los bloques levantados. Las áreas más reactivadas en el Paraguay, en este período, están representadas por los A1tos del Apa y Caapucú, y la región Centro-Sur del Paraguay Occídental (Fig. 7). Como el episodio sedimentario que se sigue a este evento es de edad del Carbonífero superior (Stephaniano), se atribuye una edad del Carbonífero inferior para este período de reactivación tectónica.

En el Carbonífero superior, la unión de las placas continentales en el super-continente de Pangea, favorece las movimentaciones verticales en el interior de las placas y el desarrollo de cuencas intracratónica. En América del Sur, la cuenca del Paraná empieza su sedimentación con características sedimentarias semejantes a otras cuencas del antiguo Continente de Gondwana, entonces representado por las placas ubicadas en el hemisferio sur de Pangea.

En esta época la posición del Polo Sur, cerca del borde sur del Continente de Gondwana, en África, y su proximidad con la Cuenca del Paraná, hace que la sedimentación en esta Cuenca sufra una fuerte influencia glacial. Los sedimentos con connotaciones glaciales están representados por la Fm. Cnel. Oviedo, que tiene gran parte de su columna sedimentaria en su superficie, con afloramiento solamente de su techo. De esta manera no es posible examinar depósitos sedimentarios con claras manifestaciones glaciales en el Paraguay, pero por correlación con unidades del mismo nivel estratigráfico, en otras partes de la cuenca, es posible que se considere una influencia glacial, al menos en su base.

Al norte de la falla del Jejuí/Aguaray Guazú, la Formación Aquidaban muestra su origen a partir de un ambiente depositacional fluvial, semejante a la unidad que su continuación norte, en el Brasil, la Formación Aquidauana. Petri y Fúlfaro (1976 y 1983), atribuyen la deposición de la Formación Aquidauana a un gran delta, con las cabeceras de su drenaje en el antiguo trópico, lo que explica sus sedimentos rojos que es un color primario. Su contacto con la Formación Cnel. Oviedo está actualmente fallado, pero en forma similar a otras partes de la Cuenca del Paraná, las dos formaciones deberían tener un contacto interdigitado.

El cuadro paleogeográfico de la Cuenca del Paraná, en esta época, tendría que haber sido la de un ambiente glacio-continental a glacio-marino en el centro y sur del Paraguay (Formación Cnel. Oviedo), interdigitado con un complejo deltaico que ocupaba la parte norte de la cuenca y hoy está representado por los sedimentos de la Formación Aquidabán en el norte. La sedimentación de estas unidades sigue en el Pérmico y las características glaciales van disminuyendo por el desplazamiento gradual del Polo Sur, hacia el este. Gran parte de la columna sedimentaria de estas dos formaciones está constituida por sucesivos retrabajamientes de sus propios sedimentos, lo que explica la gran cantidad de cantos, algunos estriados, en la columna sedimentaría.

En el margen pericratónico hay un alargamiento de las cuencas de Carandyty y Curupayty, con la deposición de las Formaciones San José y Cabrera (Grupo Palmar de las Islas), de Gómez Duarte, 1986. La sedimentación carbonífera llega en el Paraguay Occidental hasta el pozo de Orihuela, al sureste de esta región.

No existen evidencias sedimentarias o estructurales, para admitir una unión de las Cuencas Carboníferas del Paraguay Occidental con la Cuenca del Paraná. Esta ultima, muestra un borde bien definido en el área actualmente ocupada por el Arco de Asunción, que estaba entonces representado por un área levantada, en el centro del Paraguay (Fig. 7). La teoría de Gómez Duarte (1986), de una conección entre la Cuenca del Paraná con la Cuenca de Pilar, a través del Bajo de San Pedro, quedaría sin efecto por el hecho de que este elemento tectónico es de edad Cretácica.

La regresión de la influencia glacial en el Pérmico permite una rápida ingresión marina que ocupa las áreas más bajas de la Cuenca del Paraná, la cual empieza con una movimentación vertical positiva en su sustrato, como respuesta isostática al alivio de la presión provocada por la retirada de la carga glacial. Con esta movimentación se inicia, en toda la cuenca, especialmente en sus bordes, una sedimentación fluvial con un gran número de complejos deltaicos direccionales, hacia el centro de la cuenca, entonces ocupada por un mar somero con conexión marina al SSW (Pasaje Marino de Misiones), con la franja oceánica proto-andina. La sedimentación fluvio -deltaica de este evento está representada por las areniscas de la Formación San Miguel (Grupo Independencia).

En el Pérmico Superior se presenta una nueva movimentación vertical en toda la América del Sur, en consonancia a los primeros movimientos de fragmentación de Pangea, y que tiene como efecto el levantamiento de los bordes de las cuencas intracratónicas y levantamiento de parte de los Andes Meridionales (Andes Paleozoicos). Paralelamente a dicho proceso existe una ingresión marina en la Cuenca del Paraná (Formación Palermo en Brasil), que no está presente en el Paraguay. En su lugar, en el mismo nivel estratigráfico, se encuentra una sedimentación de origen litoral de playas, bancos arenosos, lagunas y planicies de marca. Capas carbonáticas margosas a eolíticas están también depositadas en el mismo ambiente. Este ciclo sedimentario está representado por la Formación Tacuary (Grupo Independencia).

La Cuenca del Paraná se empieza a cerrar con el levantamiento de sus bordes y el corte de la conexión marina que tenía al sur. Todo el área del Paraguay Occidental se encontraba levantada con la retirada de las cuencas pericratónicas de su territorio. En el inicio del Triásico, una fuerte reactivación levanta el área del Alto del Apa, al norte de la falla del Jejuí/Aguaray Guazú, erosionando toda la sedimentación del Grupo Independencia de esta región (Fig. 7). En el Triásico Medio a Superior el clausuramiento de la Cuenca del Paraná provoca una situación de características propias, con el inicio de una depósición sedimentaria arenosa en clima semi-árido que pasa progresivamente a desértico. Estas areniscas de la Formación Misiones (K-J) están depositadas en transgresión estratigráfíca por todo el Paraguay Oriental, reposando sobre rocas del Basamento Cristalino del Proterozoico hasta el Pérmico. La edad de estas areniscas está marcada por intrusiones alcalinas del Jurasico superior.

El Jurásico superior representa una época de intenso volcanismo con intrusiones alcalinas provocadas por la formación de un domo térmico, asociado al proceso de ruptura del Continente de Gondwana. Las zonas preferenciales de estas intrusiones alcalinas están constituidas por las áreas fracturadas de los Altos de Asunción y del Apa, límites del gran bajo central, denominado Bajo de San Pedro. El proceso sigue en el Cretásico inferior con la efusión de las lavas de la Formación Alto Paraná.

En el Cretácico existió, en el área de Asunción, una gran movimentación vertical con levantamiento de las rocas del Silúrico y formación del Valle/Graben de Ypacaraí. Este proceso de movimentación vertical, un verdadero proceso "rift", provoca el Cretácico superior un nuevo ciclo de sedimentación en esta área representada por los conglomerados, fanglomerados del Grupo Patiño, producto sedimentario derivado de la erosión de los sedimentos del Silúrico y de las areniscas de la Formación Misiones (K-J), que quedó en esta área, en algunos cerros aislados (Areguá y Cerro Yaguarón), como relictos cortados por intrusiones.

En este período se reinicia la sedimentación en las Cuencas del Paraguay Occidental (Fig. 7), con la deposición de la Formación Adrián Jara, en las cuencas de Carandayty y Curupayty, y tiene inicio la gran sedimentación en las cuencas de Pirity y Pilar, con más de 3.000 m. de sedimentos del Cretácico (Formación Berta). Los materiales provenientes del levantamiento de la cadena Andina permiten el relleno sedimentario del Chaco, desarrollando la gran Cuenca del Chaco, como una nueva unidad geotectónica.

En el área de Asunción, la gran movimentación vertical del Terciario provoca otro evento volcánico con la intrusión de basanitas olivínicas de la Formación Ñemby, con edad de 45 m.a., Oligoceno (Stormer et.al., 1975; Palmieri y Velázquez, 1983). Los grandes nódulos de olivino en estas rocas indican que este material se deriva del manto, lo que confiere a esta movimentación tectónica un carácter "rift” bien marcado.Estas basanitas (lherzolites), están intruidas en los fanglomerados de la Formación Ñemby.

 

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